Esa noche las calles de Logrosán «arden», son Las Luminarias. Durante semanas los niños han ido haciendo acopio de troncos y ramas esperando el gran momento. Al anochecer, todo este combustible es encendido dando al pueblo un aspecto fantasmagórico. Para amenizar la velada, todos los presentes están invitados a comer chuletas, pancetas y vino de la zona, acompañados de la música de una charanga.